Los whiskies de Lagavulin se elaboran en un pintoresco complejo de edificios situados en la bahía que lleva el mismo nombre y con vistas al castillo de Dunyvaig, en la mítica isla de Islay.

La destilería está formada por cuatro alambíques en forma de pera que albergan uno de los whiskies más cuidados del islote, situado al sur de Islay. A este whisky se le conoce como "el rey de Islay".
El proceso de destilación es lento y el añejamiento se lleva a cabo en barricas de roble americano durante un mínimo de 16 años hasta que es embotellado.
El resultado es, posiblemente, el mejor whisky con carácter de turba del planeta.